NVI NOTICIAS- Conectados en la expresión cultural de Oaxaca, miles de corazones latieron al ritmo de la Guelaguetza durante el primer Lunes del Cerro, en sus dos ediciones.
El viaje hacia las entrañas del estado, condujo a los espectadores a recorrer sus ocho regiones. Hacia el Istmo de Tehuantepec, inmersos en el pasito cadencioso de Asunción Ixtaltepec; hacia el Papaloapan, enredados en listones multicolores de San Juan Bautista Tuxtepec; rumbo a la Mixteca, al viento entre los sombreros de palma; camino a la Costa, al vuelo del paliacate de Santa María Huatulco.
El recorrido también lució a los Valles Centrales, enfundado en el fandango de Tlacolula de Matamoros; entre el misticismo de la Cañada, con Huautla de Jiménez; Sierra Juárez, en el tlacoyatl de Yalalag y en la Sierra Sur, con los telares de San Pedro Amuzgos.
Una vez más, la máxima fiesta de Oaxaca deslumbró en el escenario de la otrora Rotonda de las Azucenas, espacio que corona al Cerro del Fortín.
Por la mañana, la claridad de las nubes acompañaron cada son y jarabe; por la tarde, entre la agonía del sol, el auditorio Guelaguetza se estremeció al grito de «¡Viva Oaxaca! ¡Viva la Guelaguetza!»
Miles de turistas colmaron de aplausos la otrora Rotonda de las Azucenas. El escenario, vestido de fiesta, le abrió los brazos para compartirles un pedacito de Oaxaca y su gente.
La Guelaguetza, fiesta de hermandad de los pueblos de Oaxaca, una vez más lució con todo su esplendor.