Manuel Velasco *
Senador de la República y exgobernador de Chiapas
Con el Paquete Económico presentado al Congreso para el 2019, a México le irá bien, porque es una apuesta con virtudes.
Es una iniciativa responsable porque salvaguarda los equilibrios macroeconómicos. El crecimiento económico del país planteado de 2 por ciento es realista, al igual que la inflación de 3.4 por ciento, la producción de petróleo de 1.85 millones de barriles diarios (MBD) y la proyección de crecimiento en EU de 2.6 por ciento que, en su conjunto, son variables acordes con las proyecciones de los principales especialistas de los mercados financieros.
Más aún, tomando en cuenta que el precio del petróleo es significativamente inferior al de otros sexenios, por ejemplo, en los últimos años del Gobierno de Vicente Fox alcanzó más de 100 USD por barril y durante la administración de Felipe Calderón promedió 77.68 USD por barril. Aunado a lo anterior, la producción petrolera ha disminuido de 2.6-2.5 MBD a niveles de 1.85 MBD. Además, las tasas de fondeo se han más que doblado comparadas con las de hace apenas tres años, ya que en el 2015 la tasa promedió 3.01 por ciento contra el 8 por ciento actual. La deuda pública ha aumentado y se han venido incrementando las presiones presupuestarias del sistema de pensiones.
A pesar de todo lo anterior, el Paquete Económico establece un claro compromiso con la disciplina fiscal para garantizarle estabilidad al país y certidumbre a los inversionistas, proponiendo un superávit primario de 1 por ciento del PIB en una trayectoria sostenible y responsable, dentro de un contexto global donde países como EU proponen déficits fiscales de 4.7 por ciento comparado con el 2.5 por ciento del Paquete Económico del Gobierno de México; máxime cuando muchos países de la OCDE hablan de establecer estímulos y salir de la ortodoxia, nuestro país se mantiene firme en su disciplina fiscal. Finalmente, debemos reconocer que en un año en el cual el dólar americano se ha apreciado contra la mayoría de las monedas del mundo y en especial Brasil y Argentina han sufrido devaluaciones de 15.1 por ciento y 51.3 por ciento respectivamente, el peso mexicano se ha mantenido estable contra el dólar alrededor 20.15 vs 19.66 que cerró el 2017 y ligeramente arriba del Euro pasando de 23.61 a 22.78. En suma, hay un compromiso con las finanzas sanas y la estabilidad macroeconómica sumando un elemento novedoso: el combate frontal a la corrupción.
El Paquete Económico cumple con las promesas de campaña respaldadas con el voto de 30 millones de mexicanos: no sube impuestos, no crea nuevos gravámenes y no hay gasolinazos. Además, la propuesta reasigna alrededor de 250 mil millones de pesos provenientes del combate a la corrupción y del Plan de Austeridad Republicana para financiar programas sociales y proyectos de infraestructura, donde sobresalen 100 MMDP para aumentar al doble la pensión a los adultos mayores, 17 MMDP para becas escolares, 44 MMDP para el programa “Jóvenes construyendo el futuro”, mil MDP para nuevas universidades, 15 MMDP para el programa ambiental “Sembrando Vida” y 6 MMDP para arrancar la obra del Tren Maya, en otros proyectos que su sello característico es hacer más con menos, ser austeros y, aunque es imposible dejar a todos contentos, establece un presupuesto balanceado.
Esta propuesta económica y presupuestal posiciona a México como una tierra fértil y segura para quienes desean invertir su dinero. Contra aquellas voces que siembran miedo y pronostican catástrofes, la regla en el nuevo Gobierno de la República ha sido una política de puertas abiertas y de confianza hacia la inversión nacional y extranjera para apostarle en conjunto a los grandes proyectos de infraestructura en los sectores estratégicos del país y, sobre todo, garantizando el Estado de derecho.
Es natural que quienes han visto trastocados sus intereses reaccionen en contra y busquen la desacreditación como estrategia, es normal escuchar voces discordantes sobre todo ante el cambio de régimen o de paradigma que estamos viviendo, sin embargo, yo invito a reflexionar y apreciar las virtudes de la apuesta económica que se está planteando como la plataforma de impulso hacia la Cuarta Transformación de la vida pública de nuestro país, teniendo siempre presente que si le va bien al Gobierno del Presidente López Obrador, a México le irá mejor.
*Senador de la República y exgobernador de Chiapas
**Publicado en el Financiero