La hipertensión arterial es una enfermedad silenciosa, que muchas veces no presenta síntomas evidentes, por lo que solo puede detectarse mediante la toma regular de la presión. Esta condición representa un riesgo significativo para la salud cardiovascular si no se identifica y trata a tiempo.
El riesgo de desarrollar hipertensión puede aumentar en presencia de ciertos factores, entre ellos: edad avanzada, antecedentes familiares o causas genéticas, sobrepeso u obesidad, sedentarismo, consumo excesivo de sal y bebidas alcohólicas en exceso.
Detectarla a tiempo permite prevenir graves complicaciones como infartos, accidentes cerebrovasculares y daño renal. Por ello, se recomienda monitorear la presión arterial de manera periódica, incluso si no hay síntomas aparentes.
